¿Cómo vencer en la guerra espiritual?

¿Está el mundo inmerso en una guerra espiritual hoy día?

Versión: 02-04-2018

Carlos Aracil Orts

1. Introducción*

No han pasado muchos días –concretamente fue el 27 de marzo– desde que un amigo me envió un escueto mensaje por correo electrónico: “Dios está librando una gran batalla (y sin descanso) para que tú, yo y todo el mundo, podamos ser liberados de las garras del diablo, quien sabiendo que su causa está perdida, lucha como ‘león rugiente’ (1 Pedro 5:8) tratando de robarnos no sólo la fe, sino el interés por los bienes eternos”.

A pesar de la brevedad de su comentario, reconozco que me impresionó, porque me pareció que incidía en un tema del que somos poco conscientes, los que nos ha tocado vivir en la esplendorosa época de los avances científicos y tecnológicos. Para mucha gente que vive ahora en el siglo XXI, hablar no solo de la posible existencia del diablo y de los demonios sino también de sus acciones, le puede parecer ridículo, porque lo considera un tema de ficción, fantástico, mitológico, legendario, o, quizá, propio de narraciones infantiles.

Sin embargo, esas mismas personas, u otras muchas, no se mofarían, ni se sentirían avergonzadas si habláramos de las muchas probabilidades de existencia de vida extraterrestre inteligente en este inmenso universo, que apenas conocemos, pero que sabemos que está formado por millones de galaxias, y éstas, a su vez, compuestas por millones de planetas y estrellas.

Pues bien, creemos que existen dos grupos de seres espirituales inteligentes, “extraterrestres” en cuanto a su origen, que son revelados en las Sagradas Escrituras; en un primer grupo, los que decidieron obedecer a su Creador; y, en un segundo, los que optaron por desobedecerle, rebelarse contra Él, los que la Palabra de Dios “llama diablo y Satanás” y sus ángeles (Ap. 12:7-9); y en la epístola a los Efesios, también son identificados y descritos como “principados”, “potestades”, “los gobernadores de las tinieblas de este siglo”, “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). El apóstol Pablo declara que “no tenemos lucha contra sangre y carne”, es decir, nuestra lucha, guerra o batalla, no es principalmente contra los seres humanos, “sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).

Ahora bien, si se trata de seres espirituales muy inteligentes y poderosos, ¿cómo podemos ni siquiera pensar en enfrentarnos a ellos, porque, sin duda, fácilmente seríamos derrotados?

Primero de todo, para vencerlos es imprescindible reconocer que existen; porque difícilmente nos prevendremos contra algo que consideramos que es una ficción.

Como veremos más adelante, en el desarrollo de este estudio, el diablo y sus ángeles demoniacos, que son los seres espirituales a los que nos estamos refiriendo, ya han sido vencidos, totalmente derrotados, por Dios, pero siguen influyendo en el mundo por sus ideas carentes de verdad –opuestas a Dios y a Su Palabra–, que propagan a través de los humanos que han adoptado su errónea ideología. Se trata, por lo general de creencias equivocadas acerca del propósito fundamental de cada ser humano, del concepto del Dios verdadero, de cómo relacionarse con Él, acerca de la religión verdadera; y suelen tener en común un rechazo a la Biblia, como revelación de Dios y de su voluntad.

En el cuerpo de este estudio bíblico, identificaremos algunas ideas equivocadas que proliferan hoy día. Veremos las principales artimañas del diablo y sus demonios. Y averiguaremos cómo podemos defendernos de caer en el error y de librarnos de las maléficas influencias de estos seres espirituales.

2. Identificación de algunas ideas, filosofías o pseudo-religiones equivocadas que proliferan hoy día, que nos desvían del propósito de Dios para el ser humano, y que pueden conducir a la destrucción eterna.

Nuestra sociedad actual, en general, está siendo manipulada por aquellos que promueven las ideas que hay detrás del materialismo, consumismo, ateísmo, agnosticismo, esoterismo, panteísmo y muchos otros “ismos”. Esta es “la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). Una mayoría de nuestro mundo actual sigue esta corriente, que tiene como causa el olvido de Dios y de Su Palabra. Son muchas las personas, que al separarse de Dios, adoptan, para su estilo de vida, ideas no compatibles con su voluntad, revelada en la Santa Biblia. Y todo lo que no viene de Dios, procede de los enemigos de Dios, el diablo, los demonios y los “hijos del malo” (Mt. 13:38).

Vivimos en un mundo peligroso –“en medio de una generación maligna y perversa” (Fil. 2:15)–, en el que existe mucha maldad y violencia, y también es evidente que las guerras, de todo tipo, no cesan por doquiera que miremos, incluso parece que vuelve la “guerra fría” de antaño entre Rusia y los países occidentales.

Si a toda esta terrible confusión de ideas contradictorias y hasta destructivas, que han tratado de llenar un vacío existencial, le añadimos la pérdida de valores morales en nuestra sociedad, el rechazo de Dios y de su Palabra, la falta de discernimiento en cuanto al propósito o sentido de esta vida, tenemos una mezcla explosiva, que aliena a muchos individuos, hasta el extremo que lleva a muchos a suicidarse, y a otros a matar, indiscriminadamente, a los de su misma especie, para conseguir no se sabe bien qué fines.

Proféticamente, la Palabra de Dios nos hace una descripción muy completa del carácter de los seres humanos de los postreros días:

Romanos 1:25-32: ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. (26) Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, (27) y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. (28) Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; (29) estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; (30) murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, (31) necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; (32) quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

Y, más adelante, el mismo Apóstol nos proporciona otra lista, que incide en lo mismo, pero a la que añade más características, que retratan la manera de ser de muchos individuos que hoy día proliferan en nuestro mundo:

2 Timoteo 3:1-5: También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. (2) Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, (3) sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, (4) traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, (5) que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.

La Palabra de Dios nos advierte del peligro que asumen los que siguen “la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2); porque conduce a mucho sufrimiento en esta vida y a la pérdida de la vida eterna. Para entenderlo mejor, leamos el anterior versículo en su contexto:

Efesios 2:1-3: Y él [Dios] os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, (2) en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, (3) entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

La confusión de ideas, en grandes grupos de individuos en todo el mundo, por la proliferación de filosofías, religiones esotéricas, e incluso religiones que pretenden llamarse cristianas –pero que malinterpretan la Santa Biblia– es enorme; de ahí el gran desconcierto que existe en nuestros jóvenes y no tan jóvenes, que les hace caminar sin rumbo, y ser, como “niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios 4:14)

En relación con lo que antecede y a modo ejemplo, voy a compartir algo de lo que me escribieron dos personas, en distintas fechas del año pasado –2017–, cuando contactaron conmigo para exponerme algunas ideas, que ellas habían asumido como verdaderas.

La primera persona, que me escribió en el mes de marzo, me decía que reconocía lo valiosa que era la Biblia, pero que al leer el Libro de Urantia “quedó fascinado”, porque encontró “una gran información que no aparece en ninguna Sagrada Escritura”, y a continuación me pedía mi opinión al respecto.

Consideré que no tenía más remedio que leerlo, para poder darle mi opinión. Se trata de un voluminoso libro, que está dividido en cuatro partes bien diferenciadas: 1.El Universo Central y los Superuniversos; 2. El Universo Local La Historia de Urantia y 4. La Vida y las Enseñanzas de Jesús. (1)

Al parecer, los autores del “Libro de Urantia”, que son muchos y variados, con nombres muy coloridos y esotéricos, no son seres humanos, sino seres celestiales o ángeles, y que, en ocasiones, actúan formando “comisiones celestiales”; citemos, por ejemplo, algunos de los nombres que aparecen como redactores de los capítulos del libro de Urantia: “Consejero Divino, Censor Universal, Perfecc. de la Sabiduría, Mensajero Poderoso, Un Elevado en Autoridad, Jefe de los Arcángeles, Hijo Vorondadek, Estrella Vespertina, Melquisedek, Arcángel, Lanonandek Secundario, Portador de Vida, Solonia, Jefe de los serafines, Comisión de medianos”, etc. (2)

Visto lo variopinto de sus autores, opté por leer de forma completa, la parte IV que se refiere a la “Vida y las enseñanzas de Jesús”, redactado por la “Comisión de medianos”, que consta de más de 700 págs. Y me limité a hojear el resto, porque además de que no disponía del tiempo suficiente para leer el libro entero, pensé que, aparte de saciar mi curiosidad, sería despilfarrar mi tiempo.

El Libro de Urantia posee muchísima información que no puede ser corroborada ni por la Ciencia ni por la Biblia. En este libro tan extenso –más de 2.000 páginas– encontramos, especialmente en la última parte que se refiere a la vida de Jesús, muchas citas que se han transcrito casi al pie de la letra de los textos de los Evangelios; en otras se ha transmitido, con distintas palabras el mismo sentido existente en los mismos, pero se han añadido muchísimos discursos de Jesús, y se ha narrado una historia de Jesús desde su nacimiento, año por año, y de supuestos viajes que Él hizo a Roma y por Asia, etc., que no están recogidos en la Palabra de Dios. Creerse todo o parte de lo que se relata puede ser muy peligroso porque fácilmente nos pueden introducir todos los gazapos que quieran, puesto que no está en nuestras manos el comprobar su veracidad. Y, por otro lado, leer este libro entraña un riesgo evidente, porque se hacen unas afirmaciones que coinciden con las que están en la Biblia, junto a otras que no existen en la Palabra de Dios, de estas últimas, muchas se puede comprobar que no se ajustan a la verdad, porque son contrarias a lo que Dios nos ha revelado en las Sagradas Escrituras; pero hay revelaciones en el citado libro que, simplemente, no han sido reveladas por Dios, y, por tanto, la prudencia nos aconseja no tomarlas en cuenta, porque podríamos ser engañados o defraudados.

Sin embargo, sí podemos analizarlo todo, es decir, filtrar todo su contenido mediante la única Revelación verdadera, fiable y solvente que es la Biblia. Con ella, y solo con ella debemos medir todo lo que se nos revela. Esta es la única manera de discernir la verdad del error. A veces es difícil diferenciar dos ideas porque pueden ser muy parecidas, pero que sutilmente te desvían de la verdad. También comprobé que al lado, de revelaciones muy sutiles y difíciles de comprobar su veracidad, se presentan otras que chocan frontalmente con la Revelación bíblica, y, que aunque, tampoco podamos comprobar su veracidad, se nos hace más fácil rechazarlas, por estar en flagrante contradicción de la verdad de la Biblia. Como, ejemplo, señalamos la revelación de determinados personajes celestiales, que son descritos como si fueran dioses de universos locales, algunos con reminiscencias bíblicas y del paganismo, como por ejemplo, lo siguiente:

“Dios el Séptuple, cuyos sucesivos niveles el hombre mortal los encuentra en el orden siguiente:

1. Los Hijos Creadores (y Espíritus Creativos Maternales).

2. Los Ancianos de los Días.

3. Los Siete Espíritus Rectores.

4. El Ser Supremo

5. El Actor Conjunto.

6. El Hijo Eterno

7. El Padre Universal.”

[Cap. 16: Los siete espirtus rectores (Pág. 184, y 252 del PDF)] (3)

Sería interminable hacer una crítica detallada de todos los errores y falsedades que se vierten en el Libro de Urantia, porque sería como pretender criticar una novela de ciencia-ficción. Por eso, debe bastarnos esa pequeña muestra citada arriba, para desenmascarar todo el libro. Lo anterior es muy grave, porque nos lleva a la creencia pagana de la existencia de muchos dioses, tantos como hijos de Dios. Hasta aquí la experiencia que tuve con la primera persona citada antes.

A principios del mes de junio, una segunda persona me escribió, porque había leído mi artículo crítico – Un peligroso «Curso de Milagros» (UCDM)– publicado en https://amistadencristo.com/, donde yo denuncié el “lavado de cerebro” que resulta para los que han seguido este “curso”. Dicha persona, en su correo electrónico (2017-06-04), me decía: “La Biblia no ha de interpretarse de forma literal, menuda insensatez”. Después, supe que esta persona había asumido completamente los postulados de un tal Neville Goddard. Debo reconocer que, hasta entonces, yo nunca había oído hablar de este, al parecer, famoso personaje, que nació en 1905, en Barbados (Antillas Británicas), que, de joven, se trasladó a Nueva York, y, al cabo, de algún tiempo se dedicó a dar conferencias en las que explicaba las verdades bíblicas, dándoles siempre una interpretación simbólica. Neville murió en octubre de 1972, en los Ángeles. (4)

A fin de no perder mucho tiempo, he hojeado solo un libro de Neville, titulado: “5 lecciones con preguntas y respuestas”. No aconsejo a nadie que los lea, pues, si no es un cristiano muy maduro en la fe en Cristo, puede entrar en confusión. Solo presentaré unas frases extraídas de su libro, porque creo que bastará para darnos cuenta de su ideología. Por lo que he podido deducir de lo que he leído, Él tenía una concepción panteísta del universo, porque sostenía que todo es Dios, cada “Yo Soy”, es decir, cada ser humano es Dios. Veamos esta pequeña muestra:

“Dios es la consciencia del hombre, su conciencia, su YO SOYdad.” (5)

“La conciencia es la sola y única realidad. Por lo tanto, debemos formar el objeto de nuestro deseo de nuestra propia conciencia.” (6)

Interpretación de Neville Goddard de Juan 14:2-3.

Juan 14:2,3: “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no fuera así, os lo hubiera dicho. Voy a preparar un lugar para vosotros. Y si voy y preparo un lugar para vosotros, vendré de nuevo, y os recibiré en mí; que donde yo estoy ahí vosotros podáis estar también.”

“Las muchas mansiones son los innumerables estados dentro de tu mente, pues tú eres la casa de Dios. En la casa de mi Padre hay innumerables conceptos de uno mismo. No podrías en una eternidad agotar lo que tú eres capaz de ser” (7).

La misma persona, que me descubrió a Neville Goddard y su obra, me habló de la existencia de cinco tomos titulados “La Ley del Uno” (en total cerca de 2.000 págs.). Solo los he hojeado, porque leerlos implicaría perder mucho tiempo, y correr un riesgo innecesario, puesto que los citados libros, al aseverar haber sido redactados por un personaje extraterrestre o celestial, llamado “Ra, Un Humilde Mensajero de la Ley del Uno” (8), delatan su dudosa procedencia.

Como ejemplos de la gran confusión de ideas y de variadas filosofías que han proliferado en esta época, creo que es suficiente, porque no acabaríamos nunca de citar las muchísimas publicaciones que dicen proceder de Dios, y ser verdad revelada por Dios, las cuales se pueden encontrar en Internet.

Lo que no quiero para mí tampoco lo deseo para otros. Por tanto, no aconsejo leer las publicaciones citadas, sino solo prevenir de ellas, de las decepciones que pueden ocasionar, si no se tienen sólidos fundamentos en la fe cristiana. No obstante, si lo hacemos, no asumamos como verdad todo ello, sino reconsideremos cada idea y examínenosla a la luz de la Santa Biblia; y aceptemos solo lo que esté de acuerdo con la misma; y todo lo que no está revelado en la Palabra de Dios, pongámoslo en cuarentena; es decir, lo que contradice claramente a la Biblia rechacémoslo directamente, y lo que no, no lo aceptemos, sino reservémoslo como cosas que necesitan verificación; y en cualquier caso sigamos los consejos de San Pablo:

1 Tesalonicenses 5:21: Examinadlo todo; retened lo bueno.

Colosenses 2:8: Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.

3. ¿Qué hay detrás de los OVNI, de las apariciones marianas y otros santos? ¿Son extraterrestres o son “espíritus de demonios que hacen señales…para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Ap. 16:14)?

La Ciencia aún no ha sido capaz de probar la existencia de los citados seres extraterrestres; aunque en el siglo pasado se produjo, en algunos ambientes, una fuerte “excitación”, debido a los fenómenos OVNI –llamados así por ser las siglas de las iniciales de las palabras que forman la frase “Objetos Volantes No Identificados”–, oficialmente, nadie ha dado una explicación convincente o científica, que pueda abarcar y satisfacer a todos los fenómenos OVNI visionados por multitud y diversidad de personas. Mención especial merecen las supuestas apariciones de la Virgen María, en concreto, las que ocurrieron en Fátima (Portugal) desde mayo a octubre de 1917, y que desembocaron en el famoso “milagro del baile del Sol”, el 13 de octubre de ese mismo año, y, que fue visionado por miles de personas. Lógica y naturalmente, lo que esa multitud vio moverse, con celeridad, por el cielo atmosférico, no pudo ser nuestra estrella solar. Porque científicamente es imposible. Según se ha narrado, ese día –cuando ocurrió el supuesto “fenómeno solar”– llovía profusamente, por lo que las nubes escondían el sol, y “algunos testigos aseguraron que fue el propio Sol el que se movió, mientras que otros sugirieron que un disco ‘metálico’ o de ‘vidrio’ se antepuso al astro”. (9)

Puesto que sin duda no fue el Sol el que “bailó” en el cielo, como tampoco se puede dudar del testimonio de miles de personas, algunas de ellas frías espectadoras, me inclino por la segunda opción citada arriba, que entra dentro del “fenómeno OVNI”. Según los relatos de los niños –Lucía dos Santos, de 10 años de edad y sus primos Jacinta y Francisco, de 7 y 8–, ese “ser luminoso”, que se les apareció y que se identificó a sí mismo como la Virgen, les prometió que haría un “milagro”, el 13 de octubre de 1917, para respaldar y hacer más creíbles las visiones que habían tenido. Ese “milagro” se produjo y miles de personas lo vieron, y Fátima se hizo famosa y se engrandeció y mucha gente creyó que fue la Virgen realmente la que se apareció.

Sin embargo, esa imitación a un disco solar, que se vio en el cielo, no fue un fenómeno natural, porque además se circunscribió a una pequeña área local de Fátima, sin haberse podido visionar desde otras zonas más alejadas. Hace algunos años, en concreto, a finales del año 2012, en un artículo que preparé para dar una conferencia, titulada El espiritismo y sus fenómenos paranormales a la luz de la Biblia, hablé algo relacionado con este tema, del cual cito unos párrafos a continuación:

“En mi opinión, la mayoría de los fenómenos OVNI, en los cuales seres inteligentes supuestamente extraterrestres han contactado con seres humanos, no son otra cosa que distintas manifestaciones de los espíritus de los demonios, que son capaces de materializarse y adoptar infinidad de formas. Los citados espíritus también serían los autores de la multitud de apariciones de la Virgen María.

“Por tanto, los muchos tipos de manifestaciones o apariciones fantasmales, son consecuencia de su capacidad de disfrazarse, versatilidad y poder mentiroso, dirigido al único fin de engañar y hacer daño a la humanidad.

“En las sesiones espiritistas se han producido, distintas materializaciones y formas, como, por ejemplo, las formadas por una especie de vapor o humo denso, que se les llama técnicamente ectoplasmas. Unas muestran la cabeza nítida de una persona o de alguno de sus miembros, incluso del cuerpo entero. Otras, sin embargo, son capaces de presentarse con un aspecto totalmente sólido que en nada se diferencia con el de una persona viva de carne y hueso, salvo que es capaz de desaparecer instantáneamente. Otro tipo de materializaciones son aquellas que están comprendidas bajo las siglas OVNI (Objetos Volantes No Identificados), que se hicieron famosos durante varias décadas en el siglo pasado, como son los llamados ‘platillos volantes’, y los supuestos conductores de los mismos, seres que la mayoría de las veces se describen como luminosos o rodeados de una gran luz, a los cuales familiarmente se dio en llamarlos ‘marcianitos’.” (10)

Ahora bien, mi opinión no tendría ningún valor, si no estuviera basada en las Sagradas Escrituras. Lo que la Ciencia, ni otros argumentos racionales, no pueden explicar –como son los casos de estos fenómenos paranormales–, se comprende muy bien a la luz de la Revelación bíblica. Necesitamos saber que el diablo existe y que su único objetivo es arrastrar a la humanidad a la perdición, y para ello, él utiliza sus poderosas artes de engañar y falsear la verdad, “porque –como nos revela la Palabra de Dios– el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (1 Co. 10:14).

Ese ser luminoso que se presentó a los niños de Fátima, no tuvo ninguna dificultad en disfrazarse, y tomar la apariencia de la Virgen, no fue más que una manifestación del diablo, que en este caso, pretendió que el culto idolátrico a la Virgen María, se acrecentase sobre manera, para mantener en un terrible engaño a la multitud que sigue esta falsa creencia, que la Iglesia católica ha estado alimentando durante muchos siglos, haciéndole el juego al diablo. Toda organización cristiana que añada la Tradición a la Sagrada Escritura, se enfrenta a grandes contradicciones y engaños del diablo y sus ángeles, quedando sin capacidad de discernimiento y de reacción mientras siga sosteniendo la autoridad de la Tradición por encima de la Santa Biblia.

4. ¿Cómo podemos vencer en la guerra espiritual, “contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12) y a los “hijos del malo”?

Todo lo que antecede ha venido a cuento para hacernos conscientes de que existe una guerra espiritual o de ideas, es decir, por un lado, tenemos la Verdad de Dios, revelada en las Sagradas Escrituras, de las que depende nuestra salvación eterna si las aceptamos y obedecemos, y por otro, una falsa verdad, que se opone a la de Dios, que es difundida por los enemigos de Dios, “los hijos del malo”, que son “la cizaña” y “el enemigo que la sembró es el diablo” (Mt. 13:37-43).

La guerra espiritual no es visible, pero es tan real como las otras guerras físicas. El diablo –“el cual engaña al mundo entero” (ver Ap. 12:9)–, con sus malvados ángeles, ha confundido, y sigue haciéndolo, a multitud de personas, sembrando mentiras y falsas teorías, medias verdades, etc., tratando de desviarlas y apartarlas de Dios y de Su Palabra. Porque el diablo –que es sin duda un ser personal tan real y vivo como nosotros– es el padre de la mentira, según afirmó el mismo Jesús:

Juan 8:44: Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

1 Timoteo 4:1-2: Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; (2) por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,

1 Pedro 5:8: Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;

2 Corintios 10:3-5: Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; (4) porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, (5) derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

Sin embargo, yo no me expresaría como lo hacía mi amigo, “Dios está librando una gran batalla” contra el diablo y sus ángeles, porque eso sería tanto como equiparar el poder de Dios con el de Sus criaturas. Ellos –el diablo y sus ángeles– fueron vencidos poco después que se rebelaron, “no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo” (ver Ap. 12:7-13; cf. Lc. 10:18), y fueron entregados “a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio” (2 P. 2:4). Ver también los textos siguientes:

Judas 1:6: Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, [Dios] los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;

2 Pedro 2:4-9: Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; (5) y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; (6) y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, (7) y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (8) (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), (9) sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;

Apocalipsis 20:1-3: Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. (2) Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; (3) y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

Por tanto, “La gran batalla” no es entre Dios y el diablo, sino entre los hijos de Dios y los hijos del diablo (Jn. 8:44; Ap. 12:7-12; 20:1-3); pero aquellos –los hijos de Dios– “le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. (12) Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Ap. 12:11-12).

Apocalipsis 12:7-12: Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; (8) pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. (9) Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua,(H) que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra,(I) y sus ángeles fueron arrojados con él. (10) Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos,(J) el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. (11) Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. (12) Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

Dios, a lo largo de toda la historia de la humanidad, ha permitido que el diablo y sus ángeles siguieran viviendo, porque era necesario que los seres humanos eligiéramos libremente a quien queríamos servir si a Dios, nuestro Creador y Padre o al diablo, el enemigo de Dios. Satanás y sus demonios no pueden hacer todo lo que les gustaría realizar; es decir, no pueden ejercer libremente todo su poder, que es mucho, sobre los humanos; por eso dice la Palabra que están en prisiones de oscuridad o eternas, porque de alguna manera han sido atados (Ap. 20:1-3), pero de tal manera que los que se apartan de la protección de Dios se colocan automáticamente en sus garras. En esta guerra no se puede ser neutral. Jesucristo dijo: “El que no es conmigo, contra mí es…” (Lc. 11:21; cf. 9:50). Nada temeremos si estamos aferrados a Cristo y resistimos firmes en la fe:

1 Pedro 5:6-11: Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; (7) echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. (8) Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; (9) al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. (10) Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. (11) A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

1 Juan 3:8: El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

1 Juan 5:18-21: Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. (19) Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. (20) Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. (21) Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

Dios ha venido al mundo en la Persona de Su Hijo Jesucristo, “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Jn. 3:8 úp). Jesús venció a Satanás con su vida sin pecado y su muerte expiatoria: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él [Jesús] también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, (15) y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2:14-15). “Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mr. 10:45).

Necesitamos creer firmemente que Cristo, que sufrió una muerte cruel y terrible, crucificado en una cruz, entregó su vida por ti y por mí, no como un mártir, sino como lo que es, el Hijo de Dios, “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 P. 2:24). Y esto no ha sido un capricho de Dios, sino porque “Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros” (Is. 53:6), “para expiar los pecados del pueblo” (Heb. 2:17), como “propiciación por nuestros pecados”; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Jn. 2:2) Leamos un poco del contexto de 1ª Pedro 2, y unos textos de Tito, porque vale la pena:

1 Pedro 2:21-25: Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; (22) el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; (23) quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; (24) quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. (25) Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

Tito 2:11-15: Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, (12) enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, (13) aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, (14) quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. (15) Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.

Tito 3:4-8: Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, (5) nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, (6) el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, (7) para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. (8) Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.

Jesús es Dios, y por eso nos puede salvar para vida eterna, para eso vino al mundo. Él ha vencido al mundo, y si aceptamos Su sacrificio redentor, no solo nos hará libres del pecado, sino que junto con ello también nos dará la vida eterna.

Juan 16:28-33: Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. (29) Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. (30) Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. (31) Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? (32) He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. (33) Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

5. Conclusión

Dios nunca nos dejó solos en esta guerra espiritual “contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12 úp). Pero, cualquiera que sea la guerra, si queremos vencer, necesitamos ir bien armados; en este caso, con toda la armadura de Dios; puesto que se trata de una guerra espiritual, nuestras armas no pueden ser otras que la Palabra de Dios: “vestidos con la coraza de justicia, (15) y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. (16) Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. (17) Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; (18) orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Ef. 6:15-18; cf. Heb. 4:12); pero vale la pena leer entero este pasaje, meditar en él, y aplicarlo a nuestra vida, diariamente, sino queremos ser vencidos por el mal:

Efesios 6:10-18: Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. (11) Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. (12) Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. (13) Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. (14) Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, (15) y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. (16) Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. (17) Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; (18) orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

No debemos olvidar que está en juego no solo nuestra vida eterna, sino también nuestra paz con Dios y nuestra felicidad en esta vida. Las claves para obtener la victoria en esta guerra espiritual son:

Primero, tomar consciencia que el primer y principal enemigo que hay que derrotar es nuestro yo carnal –“vendido al pecado” (Ro. 7:14)–, nuestro “hombre viejo”, que debe ser “crucificado juntamente con Cristo, para que el cuerpo del pecado (nuestra naturaleza pecaminosa) sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Ro. 6:6); “haced morir, pues, lo terrenal en vosotros” (Col. 3:5), junto “con las obras de la carne, por el Espíritu Santo” (Ro. 8:13).

Colosenses 3:1-17: Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. (2) Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. (3) Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (4) Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. (5) Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; (6) cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, (7) en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. (8) Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. (9) No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, (10) y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno

Por tanto, vencer a nuestra naturaleza carnal, al pecado que todos tenemos, debe ser nuestra tarea diaria, y constante hasta el fin de nuestra vida terrenal; pero, para ello, es condición ineludible reconocer cómo es nuestra naturaleza humana, según la Revelación bíblica. Este es el primer paso para la conversión a Cristo; porque “Él [Cristo] os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1). Sin esa vida espiritual dada por el Espíritu Santo no es posible alcanzar la victoria sobre el pecado, y menos todavía sobre “las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12).

Segundo, identificar las vanas filosofías e ideas carentes de verdad, que son todas aquellas que nos alejan de Dios y de su propósito, que desvirtúan el sentido de esta vida terrenal, que consiste en llevar una vida de amor y servicio a los demás. La Palabra de Dios debe ser la pauta y el filtro para que no nos dejemos engañar “siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Ef. 2:2).

Colosenses 2:8: Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.

Tercero, reconocer que existen el diablo y sus demonios, y los “hijos del malo” (Mt. 13:38), y que ellos no descansan en su actividad de engañar y de hacer daño a los seres humanos. Pero, no olvidemos “que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. (15) Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. (16) Amados hermanos míos, no erréis” (Santiago 1:14-16).

1 Pedro 5:8-11: Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; (9) al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. (10) Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. (11) A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

1 Timoteo 4:1-2: Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; (2) por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,

No demos ocasión al pecado, ni al diablo, no permitamos ser dominados o manipulados por los deseos de poder, de dominio, de ambición de igualarse a Dios en poder, como le ocurrió al diablo (Is. 14:12-20; cf. Ez. 28:13-19).

Saber que encontraremos oposición, y persecución, por los que viven siguiendo sus tendencias carnales (Jn. 15:18; cf. Gá. 4:29), y no han nacido según el Espíritu, porque “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19).

Gálatas 4:29: Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.

Juan 15:18: Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.

1 Juan 5:19-21: Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. (20) Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. (21) Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

Cristo, en su humanidad, venció al diablo y sus ángeles malvados, solo con la Palabra de Dios y manteniéndose en comunión, por medio de la oración, con su Padre. Igualmente debemos hacer nosotros para alcanzar la victoria. Jesucristo triunfó sobre ellos en la cruz (Col. 2:15; cf. Heb. 214).

2 Corintios 4:1-6: Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. (2) Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. (3) Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; (4) en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. (5) Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. (6) Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Cuarto, obedecer la Palabra de Dios, que ella, por medio, del Espíritu Santo sea nuestra guía para todo lo que emprendamos, y que nuestra conducta y obras se ajusten y sean coherentes con la misma. Meditemos en los siguientes textos y sigamos sus consejos, para no extraviarnos en medio de tal cúmulo de filosofías, religiones y cantidad de ideas confusas.

Efesios 4:14: para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

2 Timoteo 4:1-4: Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, (2) que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. (3) Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, (4) y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

Por desgracia, estamos viviendo, en nuestros días, lo que san Pablo ya anunciaba hacia la mitad de siglo I d.C. Mucha gente se ha vuelto a las fábulas, como las que he puesto, como ejemplo, en los apartados 2 y 3

Hebreos 13:9: No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.

Colosenses 3:12-17: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; (13) soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. (14) Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. (15) Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. (16) La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. (17) Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Y ¡No olvidéis ir a todas partes vestidos con la armadura de Dios! para que “podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Ef. 6:16).

Afectuosamente en Cristo

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com


Referencias bibliográficas

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

(1) Urantia Foundation, 533 Diversey Parkway, Chicago, Illinois 60614 EE.UU.A. “El libro de Urantia, agosto, 1999 (Pág. 6)

(2) Urantia Foundation, 533 Diversey Parkway, Chicago, Illinois 60614 EE.UU.A. “El libro de Urantia, agosto, 1999 (Los capítulos y sus redactores del libro de Urantia. Págs. VII a XII).

(3) Urantia Foundation, 533 Diversey Parkway, Chicago, Illinois 60614 EE.UU.A. “El libro de Urantia, agosto, 1999. Cap. 16: Los siete espíritus rectores (Pág. 184, y 252 del PDF).

(4) Biografia de Neville Goddard (http://nevilleenespanol.blogspot.com.es/)

(5) Goddard, Neville. “5 lecciones con preguntas y respuestas”, (Pág. 4)

(6) Goddard, Neville. “5 lecciones con preguntas y respuestas”, (Pág. 11).

(7) Goddard, Neville. “5 lecciones con preguntas y respuestas”, (Pág. 22)

(8) Allen McCarty, James; Elkins, Don, y Rueckert, Carla, 1984 por, “Ra, Un Humilde Mensajero De La Ley Del Uno” (“La Ley Del Uno”).

(9) Fernández, Carlos. “Fátima una historia mal contada”

(http://www.gbasesores.com/observatorio/sectas/Fatima1.html)

(10) Aracil Orts, Carlos. Conferencia, año 2012: El espiritismo y sus fenómenos paranormales a la luz de la Biblia.

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